A. Personalizado: con el alumno, como eje del proceso enseñanza-aprendizaje, al que hay que respetar y atender adecuadamente en sus necesidades personales y educativas, considerando los conocimientos y destrezas que ya posee.
B. Participativo: trabajando en equipo, los alumnos logran objetivos y metas de aprendizaje, tanto individuales como compartidas, teniendo la responsabilidad de su propio desarrollo, así como el de otros miembros del equipo. El profesor asume el rol de dirigir, dinamizar u orientar el proceso, siendo los alumnos los protagonistas en todo momento.
C. Crítico-constructivo: desde una visión abierta y global del mundo que le rodea, el alumno desarrolla un espíritu crítico, creativo y con curiosidad intelectual.
D. Socio-emocional: mediante el desarrollo de su inteligencia emocional, los alumnos son capaces de identificar y gestionar las emociones, propias y ajenas, permitiendo el desarrollo de un entorno socioafectivo adecuado.